NO TE QUEJES MÁS

16.01.2022

Mensaje predicado en la Iglesia Evangélica Bautista de Manresa 16/01/22

Wilfredo Morales Acosta

Texto: Filipenses 2:14 -15

Nos levantamos en la mañana, oramos y leemos nuestras Biblias, por ejemplo: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. (Santiago 1:2-4)

Seguidamente pensamos, ¡que palabras tan hermosas!, debo tenerlas en cuenta y dos horas más tarde, salimos de nuestros hogares:

-Ya empezó a llover otra vez, ¡no podría haber demorado media hora más! Ahora me mojaré porque, para más desgracia, se me quedo el paraguas.

-Si me pongo al sol me quemo, si me paro a la sombra, me congelo, ¡que fastidio!

-Este calor es insoportable, no puedo más.

-Este frio terminara con mi vida, ¿hasta cuando piensa seguir bajando la temperatura?

Y la historia continua en una eterna queja hasta que nos acostamos y nos quedamos dormidos una vez más. 

La queja, muchos de nosotros tenemos un gran problema con la queja ¿Conoce usted a alguien que vive quejándose? ¿Es usted uno de esos que se quejan por todo?

La queja es algo tan común en la sociedad actual que lo hacemos y ni siquiera nos damos cuenta, pero la queja es muy peligrosa, porque la queja, al final, no es más que una expresión de inconformidad a la voluntad de Dios en nuestras vidas, y es también, una muestra de desconfianza extrema a la soberanía y el cuidado de Dios por cada uno de nosotros. Vamos todos a la carta escrita por el apóstol Pablo a los Filipenses 2:14 -15

"Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo."

La Biblia nos dice que el pueblo de Israel, el cual había sido liberado de la esclavitud en Egipto, viajaba por el desierto rumbo a la tierra prometida: "Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego". (Éxodo 13:21-22)

También se nos enseña que Dios los alimentaba

"Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día. Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto, y a la mañana veréis la gloria de Jehová..." (Éxodo 16:4-7a)

"Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio. El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo. Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él". (Números 11:7-9)

El pueblo de Israel podía ver y disfrutar en cada momento la providencia y el cuidado de Dios por cada uno de ellos, aun así, al leer sobre todo, los libros de Éxodo y Números, nos encontramos con un pueblo quejumbroso y mal agradecido. Un ejemplo de ello lo vemos en Números 11: 4, donde se nos dice:

"Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos".

Quien los escuchara, podría haber pensado que ellos nunca fueron esclavos en Egipto, y que Dios los había abandonado a su suerte en medio del desierto, cuando sabemos que ni aun sus vestidos ni sus calzados envejecieron en los 40 años que les tomo llegara hasta la tierra prometida. La queja es muy peligrosa, los hijos de Dios no debemos vivir de esta manera. En Números 11: 1 leemos:

"Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento".

Me pregunto: Si viviésemos en aquella época ¿Cuántos de nosotros estaríamos vivos aun? La queja es inconformidad y desconfianza, como ya había dicho antes, la queja es aquella actitud que expresa nuestra inconformidad ante los actos de Dios en nuestras vidas. Es una muestra inequívoca de desconfianza en la soberanía y el cuidado de Dios por cada uno de nosotros.

"Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová". (Éxodo 16:8)

La queja es en la mayoría de los casos una forma de pecado y como tal, afecta nuestras relaciones, ya sea en la familia, el trabajo, la iglesia y aun nuestra salud física y espiritual, como expresara el salmista: "Me quejaba, y desmayaba mi espíritu". (Salmo 77: 3b) y en el libro de los proverbios se nos dice: "La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos". (Proverbios 18:21)

Los versículos citados nos hablan de la murmuración y de la queja, por esa razón, debo aclarar algo antes de continuar: No hay mucha diferencia entre la murmuración y la queja. La murmuración es un tipo de queja; es una queja en voz baja, donde se expresa insatisfacción o descontento, La queja es, la formalización de esta murmuración.

Es incuestionable que la queja en la sociedad actual se ha convertido en algo crónico, y muchos de nosotros, sin darnos cuenta, nos hemos dejado llevar por este gran mal. Nos quejamos si hace mucho calor, si hace mucho frio, nos quejamos si llueve, si no llueve, si hace viento si no corre el viento, nos quejamos si no tenemos trabajo, cuando lo tenemos entonces nos quejamos porque nos queda muy lejos, porque las condiciones no son las ideales, porque pagan poco, nos quejamos de los hermanos en la fe, del pastor, del servicio ofrecido, nos quejamos de lo que se dijo de lo que no se dijo, o de cómo se dijo, en fin, la cuestión es quejarse y todo esto sucede, porque no estamos satisfechos en Dios

La insatisfacción provocara su queja y la mía, y aunque usted tenga 60 millones de euros y la mejor salud que existe el mundo, siempre habrá algo para quejarse, porque sin Dios siempre le faltará algo y nunca podrá sentirse satisfecho. Lo verdaderamente penoso es que nosotros, los que ya tenemos a Dios, vivamos quejándonos también. C.S Lewis expresó:

"Si encuentro en mí un deseo que nada de este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que fui hecho para otro mundo. Si ninguno de mis placeres terrenales lo satisface, eso no prueba que el universo sea un fraude. Probablemente los placeres terrenales jamás estuvieron destinados a satisfacerlo [...]. Si es así, debo tener cuidado, por una parte, de nunca despreciar o ser desagradecido ante estas bendiciones terrenales; [...]. Debo mantener vivo en mí el deseo por mi verdadera patria, que no encontraré sino hasta después de la muerte; no debo permitir jamás que quede sepultado o dejado de lado; debo hacer que el objeto principal de la vida sea avanzar sin cejar hacia esa otra comarca y ayudar a los demás a hacer lo mismo". (1) 

El pueblo de Israel se quejó una y otra vez, hay relatos en los cuales se nos enseña que Dios emitió juicio sobre ellos por esta actitud. La queja emitida por ellos, como muchas de las nuestras a diario, son quejas expresadas de forma errónea y en el lugar equivocado. En Números 13 se nos enseña que el pueblo de Israel llegó a la tierra prometida, y Moisés envió 12 espías, cuando regresaron, 10 de estos estaban aterrados porque los que vivían allí eran hombres muy grandes y fuertes, ellos entendían que no había ni la mas mínima oportunidad de ganar en la conquista, y en Números 14:1 leemos:

"Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche.  Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!  ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?"

Creo que todos conocemos el final de esta historia, un viaje que pudo haber tomado un par de semanas desde que salieron de Egipto para llegar a la tierra prometida, se convirtió en una travesía de 40 años. Los israelitas fueron castigados a vagar por el desierto por 40 años por causa de su rebeldía. La insatisfacción y la desconfianza en Dios provocaron sus quejas y sus quejas acarrearon la ira de Dios sobre ellos.

Vivimos tiempos muy difíciles, y se nos vienen aun peores, nunca antes el mundo había estado tan preparado para la llegada del anticristo. Si usted ama a Dios, y es un creyente conforme a las Escrituras, prepare su alma, viva en oración y coma de este libro todo lo que pueda cada día, sobre todo, nunca olvide las palabras de Santiago: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, porque la persecución que se ciñe sobre nuestros lomos es inminente.

He pasado días malos, y quiero confesarles que me he quejado, y me he quejado mucho, quizás usted diga, ¡Pues no lo parece! al menos no por lo que estas compartiendo, precisamente por esta razón es que hoy les estoy hablando sobre la queja, porque Dios me ha hablado a mí primero: "no te quejes más"

Lo que he dicho y diré es en primer lugar, para mí, así que no se sienta ofendido en lo más mínimo, no se enfade con migo, más bien, le pido ore por mí, que yo orare por usted. La biblia nos enseña que aun nuestros cabellos están contados y que Dios, a cada una de las estrellas llama por su nombre. Si alguien nos preguntara sobre nuestra salvación podríamos estar tres días hablando sobre ello, sabemos y confiamos que solo en Jesús podemos ser salvos, pero ¡qué difícil se nos hace confiar en Jesús para el día a día, para las cosas temporales!

La insatisfacción, es una de las mayores causas de nuestras quejas, es también una de las causas por las que pecamos, A un alma satisfecha en Dios le será difícil pecar, y casi imposible quejarse, porque estará consiente en todo momento de la presencia de Dios en su vida, aun cuando este atravesando por situaciones difíciles, en lugar de murmurar y quejarse por la tragedia, clamará a Dios por ayuda y dejará su carga a los pies del único que puede socorrerle. He dicho casi imposible quejarse, porque existe la posibilidad de emitir quejas sin llegar a pecar, y esto sucede cuando vamos ante Dios en oración sin cuestionar su voluntad, sin cuestionar lo que Él está haciendo en nuestras vidas. Vivimos en un mundo caído, y no es pecado mostrar nuestro descontento al ver la realidad que nos rodea, tampoco es pecado mostrar nuestra insatisfacción ante el anhelo de nuestra redención. El apóstol Pablo lo hizo cuando expresó: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?"  El lugar correcto para nuestras quejas es a los pies de Dios, y la forma correcta es en humildad, sin cuestionar lo que Él está haciendo en nuestras vidas

Señor, no me gusta por lo que estoy pasado, no me gusta lo que estoy viendo, estoy enfadado, estoy triste, mis fuerzas se agotan y no entiendo nada, no sé por qué aun me tienes en esta situación, pero yo esperaré en Ti, aumenta mi fe, ayúdame a permanecer fiel, escóndeme en la palma de tu mano y sobre todo perdóname, perdona mis dudas, perdona mis pecados.

En lugar de quejarnos, en lugar de murmurar y refunfuñar debemos llenar nuestra mente de la Palabra de Dios. Hay personas que han hecho de la queja un hábito, incluso, muchos de ellos, aun siendo cristianos. Es posible que hayan nacido en una familia donde la murmuración era endémica y quejarse era la norma. Es posible que comenzara de a poco, para llamar la atención de los demás, ¿Ha visto este tipo de personas? Son personas que para llamar la atención de los demás, en un momento u otro de la conversación, sacan a la luz dificultades por las que están pasando para mostrar la mala suerte que tienen, la cuestión es que este tipo de quejas, no está enfocada en buscar una solución, es simplemente para ser el centro de atención o para demostrar el descontento que sienten, acarreando consigo la contaminación de algunos que le imitarán o el alejamiento de otros. Lo cierto es que esto se va convirtiendo en un hábito, la mente de etas personas se van transformando hasta que ya lo hace inconscientemente. Las personas que se quejan por todo generan un estado de ánimo muy negativo que contamina la familia, las amistades e incluso a los compañeros de trabajo. Estas personas por lo general viven enfadadas, tal parece como si el universo estuviera en contra de ellos. ¿Conoce a alguien así? Yo sí, y es como si estuvieran esperando con los brazos abiertos la próxima desgracia.

Dios no quiere que vivamos de esta manera, si usted acostumbra a quejarse por todo o de vez en cuando, si usted acostumbra a quejarse por las situaciones que enfrenta a diario, debe renovar su mente, necesitas un reinicio. Si sientes que tu mente ha caído en este bucle, llénala de la Palabra de Dios y vive en una oración constante. Los creyentes no podemos vivir en murmuración y quejas, no se queje más de su pastor o de los hermanos que Dios le ha dado. No se queje más de lo que no puedes controlar. No te queje más.

Podemos ser aquellos que pasan cerca del mendigo y se quejan porque esta estorbando y afeando el camino o podemos ser aquel que extiende su mano para ayudar. Podemos ser el que critica y murmura del hermano que tiene al lado o el que ora por él y decide ayudarlo. Podemos ser aquel que continua murmurando y chismeando o el que le pone fin enterrando para siempre las quejas y los malos comentarios. Podemos quejarnos de la lluvia, del sol, del frio o del calor, o podemos buscar soluciones y agradecer a Dios por sus bendiciones y su cuidado a diario.

Hace algún tiempo atrás leí acerca de un pastor que se quejaba de Charles Spurgeon, no le puedo dar el testimonio exacto porque lo he buscado pero no lo encuentro y no recuerdo donde lo leí, de igual modo me acuerdo de la esencia y me servirá de ilustración:

Se dice que cuando el joven Spurgeon llego a Londres tuvo mucho éxito. Estamos hablando de un hombre que fue usado por Dios en gran medida, un hombre al cual se le conoce hoy como "El Príncipe De Los Predicadores". Allí en Londres habían varias iglesias con sus pastores, pero las multitudes se agolpaban para escucharle a él. Uno de esos pastores, no recuerdo su nombre, dice que comenzó a sentir mucha envidia por el Joven Spurgeon, ¿se habrá quejado? Puedo asegurárselo con total seguridad, sin embargo, dice este pastor, que un día, se dio cuenta de que lo que estaba creciendo en el no era bueno, y comenzó a orar por el ministerio y la vida de aquel joven pastor. Los años pasaron, y mientras más fama ganaba Spurgeon, más satisfecho él se sentía, porque en lugar de quejarse y sentir envidia, ahora sentía un gozo incomparable porque era parte de los logros de Sprgeon, después de todo, el oraba cada día para que las almas conocieran el evangelio a través de aquel joven tan usado por Dios. Aun más, con el tiempo, su iglesia y las otras también habían crecido exponencialmente, desde que aquel predicador había llegado a Londres. El escritor de Proverbios nos dice: "Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados". (Proverbios 16:1-3)

A un alma satisfecha en Dios le será muy difícil quejarse, porque le vera en cada paso que da, en cada lugar que frecuenta, Dios estará en cada palabra que exprese, sus pensamientos estarán tan llenos de Dios que no habrá espacio para la queja. Un alma satisfecha en Dios, llevara su queja en oración ante Él con humildad y temor, para conocer su voluntad, y descansar en aquel que es digno de toda confianza. Pablo y Santiago nos recuerdan: 

"Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo" (Filipenses 2:14 -15)

"Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna". (Santiago 1:2-4) 


Notas: 

(1) C. S. Lewis, "Mero Cristianismo" (Nueva York: Harper San Francisco, 2009), 26.