EL SEÑOR RESUCITÓ

17.04.2022

Mensaje predicado en la Iglesia Evangélica Bautista de Manresa 17/04/2022

Wilfredo Morales Acosta

Texto: Juan 20:19-23


En el año 1555, en Inglaterra, dos hombres estaban presos por causa del evangelio, y habían sido sentenciados a morir quemados en la hoguera.

-Tomás, dijo su amigo bajando la voz para no ser escuchado por el guardia.

-Tengo que pedirte un favor. Debo saber si lo que otros dicen sobre la gracia de Dios es verdad.

Mañana, cuando te quemen en la hoguera, si el dolor es tolerable y en tu mente aún hay paz, levanta las manos sobre tu cabeza, Hazlo antes de morir. Tomás, tengo que saberlo.

Tomás Hauker le dijo en un susurro a su amigo: -Lo haré.

A la mañana siguiente, ataron a Hauker al poste en la hoguera, prendieron el fuego, el cual estuvo ardiendo mucho tiempo, pero Hauker permaneció inmóvil.

Su piel estaba quemada hasta el punto de tostarse por completo y no tenía dedos en las manos. Todos observaban el espectáculo, creyendo que estaba muerto.

De pronto, milagrosamente, Hauker levantó las manos aún en llamas sobre su cabeza. Las elevó al Dios viviente, y entonces, con gran regocijo, aplaudió tres veces.

Los que estaban presentes irrumpieron en gritos de adoración y aplausos.

El amigo de Hauker obtuvo su respuesta.

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. (1)

La historia humana está llena de testimonios como este. Se nos dice que Nerón se hundía en su cólera al ver como los cristianos cantaban alabanzas mientras eran echados a los leones o quemados sobre hogueras en el circo romano, también el de aquella madre que era llevada para ser enterrada viva con sus hijitos mientras que apretaba sus pequeñas manos y les explicaba: "ahora nos echarán tierra por enésima, estará fría, nos faltará el aire por unos minutos, tendremos algunos temblores y luego no veremos nada, pero no teman, al instante estaremos en los brazos de Jesús" La pregunta es: ¿cómo podían estas personas enfrentar la muerte con tanta entereza? ¿Qué razones tenían para soportar tanto sufrimiento? ¿De dónde sacaban tanto valor?

Estoy seguro de que usted ya conoce esta respuesta, para estas personas todo fue posible por la gracia, la misericordia y el poder de Dios, y entre muchos otros porqués, Por la fe en las promesas del Señor, y una de estas promesas es sin lugar a dudas: La Resurrección: Porque yo vivo, (dice Jesús) vosotros también viviréis". (Juan 14:18-19). Me gusta mucho la forma en la que lo resume Josh Macdowel:

«No importa lo que te suceda, no importa la profundidad de la tragedia o el dolor al que te enfrentes, no importa cómo te aceche la muerte a ti y a tus seres queridos, la resurrección te promete un futuro de un bien inconmensurable».

La Resurrección de Cristo es fundamental en nuestra fe. El apóstol Pablo nos dice que: Si Cristo no hubiese resucitado, vana seria nuestra fe, y Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, (en un Cristo muerto, no resucitado) seriamos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.

Negar la resurrección de Cristo, atacarla de todas las formas posibles para hacer que parezca una farsa es la obra del enemigo; la obra del enemigo es minar nuestra fe, es hacer que dudemos, es hacer que vivamos en un temor perpetuo. Vamos todos al evangelio de Juan 20:19-23

19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

El apóstol Juan nos dice en el versículo 19 que las puertas estaban cerradas, y que aún así, el Señor Jesús ya resucitado vino a los discípulos y se puso en medio de ellos, no se nos dice como el Señor entro hasta ellos, y no quiero invertir tiempo en explicar algo que aun no ha sido revelado, basta con saber que Jesús posee un cuerpo glorificado el cual tiene unas cualidades sobrenaturales, y que la cuestión aquí, el objetivo principal en estos versos no es discutir sobre cómo es el cuerpo del Cristo resucitado, sino más bien en qué situación, el porqué y para qué se aparece a los discípulos. Juan nos dice que los discípulos estaban atemorizados, y que El vino hasta ellos y les consoló diciendo: "Paz a vosotros". Según el contexto, el miedo que los discípulos sentían era totalmente comprensible, ellos seguían a Jesús y este había sido crucificado. Piénselo por un instante, su líder, aquella persona a la que usted sigue es constituido enemigo de la sociedad, sus enseñanzas molestan y ofenden a muchos, a tal punto, que es sentenciado a muerte. Como es lógico, usted también se sentirá atemorizado, porque a usted también le estrían buscando. El temores un mal común en todos los tiempos, Dios nos dice una y otra vez que no tengamos temor, que descansemos en El, que confiemos y vivamos en paz, aun así, tememos. Tengo días en los que siento mucho temor, temo por mis hijos, y pido a Dios que Él rompa sus corazones y que ellos vengan a sus pies arrepentidos. Temo por mis pequeñas, que ellas le conozcan y le amen, que El salve sus almas, temo porque como nación, nos hemos vuelto peor que Sodoma y que Gomorra, temo las consecuencias de nuestros pecados, porque hemos pecado terriblemente contra Dios. Y usted, seguramente ha podido sentir también sus propios temores, porque usted también teme, y aquí estamos, reunidos como iglesia, un grupo de personas imperfectas, clamando en silencio en nuestros corazones mientras que Jesús se acerca y nos dice una vez más, paz a vosotros, No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10)

Jesús no reprochó a sus discípulos, no les recriminó ni les pidió explicaciones, el viene a los suyos cuando estos temen para fortalecerlos, para aumentarles la fe, para calmar la tempestad que se levanta en sus vidas, para detener los vientos que amenazan con destruirlos, y todo esto solo es posible mediante la resurrección, solo el Cristo resucitado puede ofrecer un refugio verdadero y eterno, solo el Cristo resucitado puede ofrecernos la Paz verdadera. Jesús se acercó a aquellos discípulos atemorizados y les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros.

La palabra Paz es mencionada dos veces en este pequeño texto, es evidente que Jesús conoce nuestra gran necesidad de paz. Todos la necesitamos, el mundo entero siente una gran necesidad de paz, paz familiar, paz entre naciones, paz entre vecinos, paz personal, en fin, La Paz es un recurso vital y muy deseado para la vida en este planeta, pero a la vez es muy escaso. La Paz es buscada a través de las fiestas, las drogas, el entrenamiento, emitiéndose nuevas leyes, permitiendo o legalizando lo que se entiende da o quita La Paz, es buscada a través del consumismo, en la superación personal, en los cambios sociales, pero en muy escasas ocasiones La Paz es buscada en el lugar correcto, y la gran mayoría de las veces los buscadores de Paz solo encuentran desengaños y desilusiones.

La Paz viene de Dios, no es algo que usted pueda comprar, no es algo que puedas encontrar por casualidad, no la puedes cosechar, no puedes construirla, es algo que solo puede darte el Señor, porque solo El es digno, solo El tiene la potestad y la autoridad para decirle a usted, toma mi paz, es tuya. Jesús dijo: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)

El temores un mal común en todos los tiempos, y todos de un modo u otro tememos. La cuestión aquí es que si queremos disfrutar de esta paz que Dios nos da, debemos enfrentarnos y vencer el temor. La única forma de vencer el temor y disfrutar de la paz de Dios en nuestros corazones, es vivir confiando en todo momento, que Dios tiene el control, de nuestras vidas. El pastor John MacArthur expresa:

"Mientras que el gozo es un sentimiento exterior, la paz es un contentamiento interior que viene cuando sentimos que todo está bajo control. Usted no va a tener paz si hay pecado en su vida. Pero cuando su vida está limpia de pecado y está caminando en el Espíritu, usted tendrá paz. Nunca permita que alguien o algo le priven de su paz". (2)

Según nos dice Juan, vemos que Jesús vino a sus discípulos atribulados y temerosos para consolarles y fortalecerles, pero Juan nos deja ver también que antes de cualquier revelación de poder y de propósito por parte de Jesús era necesario primero hacer La Paz. Jesús, al morir en la cruz, hizo posible La Paz entre Dios y el hombre, y luego de decirle a sus discípulos paz a vosotros les muestra sus manos y su costado, es como si Jesús les hubiese dicho: ustedes me abandonaron y por causa de sus rebeliones fui herido y colgado sobre aquella cruz, miren, aquí están mis heridas, yo soy el que murió y también soy el que resucito, mi paz os doy porque mi sacrificio ha hecho posible el perdón de todos vuestros pecados, mi paz os doy porque ya os he perdonado, porque yo soy vuestra paz. No estoy aquí como un juez, no he venido a condenarlos, no he venido a reprocharles nada, he venido para salvar lo que se había perdido, he venido para hacer posible la paz entre ustedes y Dios porque el castigo de vuestra paz fue sobre mi y quiero que sepan que ya están perdonados

El sacrificio de Cristo no solo hizo posible La Paz entre nosotros y Dios, también hace posible La Paz entre nosotros como hermanos (Gálatas 3:28) 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

El sacrificio de Cristo también hace posible la paz entre nosotros con nosotros mismos como leemos en (Hebreos 9:14) 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

El sacrificio de Cristo ha hecho posible también la paz con este mundo, como nos dicen el profeta Isaías y el aposto Pablo: 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. (Isaías 9:7).

21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 23 (Romanos 8:21-23)

Jesús ha resucitado, está entre sus discípulos consolándoles y fortaleciendo su fe, ha hecho La Paz con ellos y ahora les muestra lo que deben hacer, es ahora cuando les revela el propósito divino para sus vidas al decirles: Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

Somos enviados por aquel que venció la muerte y vive para siempre a predicar su palabra, a llevar el mensaje de paz, a vivir como mensajeros de paz, y esta es una tarea difícil, diría más, es una tarea imposible para el hombre no regenerado, pero no para aquellos que hemos recibido el Espíritu Santo ¿No es maravilloso? usted recibe el mandato de predicar la Palabra, de ser fiel, de vivir en santidad, y a la vez, recibe el poder para llevarlo a cavo, porque es gracias a la intervención del Espíritu Santo, que podemos caminar en la vida cristiana como Dios nos ha demandado. Cuando el evangelio de La Paz es anunciado por usted, los que escuchan no solo oyen a un hombre o a una mujer común, están escuchando la palabra del Señor, porque Cristo habla a través de los que El ha enviado, por lo tanto, el perdón es dado o retenido, ya que si el que escucha cree será perdonado mientras que él que escucha y no cree, no será perdonado, no hay mayor misterio en este último versículo. No se trata aquí de lo que muchos han hecho por siglos, abusando de este pasaje, Yo te perdono, reza tres ave marías y ve en paz, no, no es nada de esto, solo Dios puede perdonar los pecados al hombre, de hecho ya Jesús al comienzo de su ministerio lo había revelando, escuche lo dice en Juan 3:18: 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Esta verdad está tan vigente hoy como en aquellos días, Jesús ofrece hoy su paz y su perdón, la pregunta es: creerás, aceptas este perdón y esta paz gratuitamente o la rechazas. Vivimos en tiempos donde se nos enseña que mi verdad es tan respetable como la suya, porque no necesariamente tenemos que estar de acuerdo en todo, y aun así podemos vivir en paz, pero no existe nada como tú verdad y la mía, la verdad absoluta pertenece a Dios, todo lo demás son puras opiniones. Cristo no resucitó: esto es una opinión, no es la verdad, la verdad pertenece a Dios, la verdad es una persona, y esa persona se llama Jesucristo, El dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6

La muerte continúa siendo hoy el mayor enigma de la vida. La muerte a su paso lo deja todo sin valor, no hay mayor dolor, no hay mayor desastre que el dejado por la muerte tras su paso. El hombre lucha incansablemente para escapar al poder destructivo de la muerte, pero no hay nada que él pueda hacer para lograrlo, solo existe uno que tiene poder sobre la muerte, porque ha resucitado, Cristo Jesús. Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe y nuestra esperanza también, ya que la muerte aún tendría el poder absoluto para destruirnos, el apóstol Pablo lo expresa así: 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 15:55:57)

Nunca seremos perfectos en este mundo caído, pero siempre seremos perdonados cuando con sinceridad nos arrepentimos de nuestros pecados. Nunca seremos perfectos en este mundo caído pero siempre seremos hijos de Dios

Jesús resucitó, y su obra ya está completa. Aquellos discípulos estaban escondidos porque tenían temor, y el Dios encarnado, el Cristo resucitado viene hasta ellos para hacer la paz, para confortarles, para fortalecerles, para revelarles su propósito y darles el poder para continuar el camino trazado. Jesús resucitó y el Dios encarnado se acerca ahora hasta sus discípulos con un cuerpo glorificado, ¿puedes imaginar esta escena? El ya les había dicho antes: el que me ha visto a mi ha visto al Padre (Juan 14:9) pero, ¿cómo es Jesús? La Biblia lo describe como el más hermoso de los hijos de los hombres, pero al mismo tiempo nos deja entre ver que su rostro era común ya que se confundía entre la multitud, creo que lo más significativo habrá sido su mirada, ¿puedes imaginar la mirada de Jesús?, cuanto amor, cuanta paz, estoy seguro que nadie jamás nos ha mirado de esta manera. Dicen que los ojos son el reflejo del alma, y aquellos hombres y mujeres que le vieron a El cara a cara tuvieron la oportunidad de ver y disfrutar un destello de Dios. ¿Le hubiese gustado haber estado allí? No se preocupe, no falta mucho créame, pronto le vera, en un futuro no muy lejano, más pronto de lo que imagina, nuestros ojos mirarán a los suyos porque le veremos cara a cara, y ese día, todo temor desaparecerá, ese día no habrá más llanto ni tristeza ni dolor, porque ese día, estaremos para siempre junto a aquel que vive y reina por lo siglos de los siglos, amén.


Notas: 

(1) Usted puede encontrar este y muchos otros testimonios en un libro titulado: "Locos por Jesús" 

(2) https://www.gracia.org/library/articles/GAV-A033/paz