SEGÚN MARCOS WITT, DIOS CREÓ EL REGGAETÓN.

11.11.2015

©Wilfredo Morales Acosta

05/11/2015

«Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores [...] a los cuales es preciso tapar la boca» (Tito 1: 10-11)

El popular cantante, a semejanza de lo expresado por Rick Warren, afirma que toda la música que escuchamos ha sido inventada por Dios. En una entrevista publicada en Noticia Cristiana, cuando le preguntan a Witt: «¿Por qué cantarle a Dios resulta siempre tan meloso?» Responde:

―«No, para nada. Tendrías que conocer la música que yo hago para ver lo divertido que puede ser. Es una música muy contemporánea, con rock, con salsa y hasta merengue». Luego, al preguntarle si tenía reggaetón, expresó:

―«Claro. Es que Dios inventó todos los ritmos, incluso el reggaetón.

―A Daddy Yankee no le va a gustar mucho lo que dice... [Responde quien le entrevista]

―Daddy Yankee estará equivocado [dijo Witt]. Dios los inventó»[i].

Enseñanzas como estas, «son las causantes de tanta irresponsabilidad y confusión dentro de las iglesias en cuanto al verdadero uso, origen y propósito de la música»[ii] en el culto cristiano. Es cierto que Dios es el creador del fenómeno físico al que los hombres hemos llamado música, pero ello no es razón para afirmar que Dios es el inventor de todos los ritmos musicales. La música que usted y yo escuchamos, no es más que una expresión del hombre que ha sido creado con la capacidad y el talento necesario para su producción y ejecución. Y esta creación humana, está apoyada sobre el fenómeno físico al que llamamos música y que una vez fuera creado por Dios.

El enseñar y afirmar que Dios ama todos los estilos, géneros o ritmos musicales porque Él los inventó, es extremadamente similar y tan absurdo como decir que Dios ama todas las malas palabras porque el inventó los idiomas. El Creador nos dio el lenguaje con el cual nos comunicamos (Génesis 11), pero nadie se atrevería a decir que Dios ama las groserías. De igual modo tenemos la música, pues esta, es una expresión natural del hombre; un lenguaje mediante el cual nos podemos expresar y los resultados pueden ser agradables o desechados por el Eterno como sucede con los vocablos.

El reggaetón, por solo tomar un ejemplo de los mencionados, se origina «en Panamá (1970), aunque otros defienden que fue en los barrios pobres de Puerto Rico (1990). El predecesor más directo del reggaetón fue el reggae en español; contando también con una fuerte influencia de hip hop»[iii]. En un análisis superficial sobre este, encontraremos que es una expresión humana rebelde, egocéntrica y moralmente decadente, la manera de pronunciar las palabras en sus rimas da la sensación de que se está protestando, discutiendo o alardeando. El mensaje dictado por la conducta agresiva y desafiante, la ropa descuidada y exhibicionista, las letras denigrantes y el baile provocativo, sensual y pervertido que se practica bajo el ritmo repetitivo de estas canciones; donde se hace referencia a las relaciones sexuales entre los perros, incita al machismo, al sexo, la violencia, al adulterio, la fornicación y degrada a la mujer a un objeto puramente sexual. El psicólogo Yesid Penagos Rojas, escribió:

La música del reggaetón tiende a tener un ritmo que se repite, éste carácter cíclico puede causar la repetición sin fin, el efecto es mayor si la canción es la primera que se escucha al levantarse, o la última que escuchó por la noche antes de dormir. En ambos casos la tonada se queda 'adherida' al córtex auditivo del cerebro encargado de procesar los sonidos. Y la necesidad de tararear esas canciones funciona como un efecto inmediato, el efecto puede durar horas o días.

El panorama y horizonte anteriormente descrito puede impedir que los adolescentes se movilicen como sujetos autónomos y gestores éticos-estéticos. Lo que limitaría su capacidad adaptativa y propositiva de ver más allá del discurso y la lírica de estas canciones. Podría acortar también la capacidad de autoconciencia y autocrítica del sujeto adolescente, pues podría fijar en éste una huella indeleble.[iv]

El entendimiento erróneo de Marcos hacia la música y su actividad incansable en promover tales enseñanzas, le ha llevado a participar en una gran variedad de géneros, ritmos y estilos musicales que este mundo ha producido sin importar cuán indecentes e inapropiados que sean para compartir en las reuniones cristianas. Bajo la escusa de que todo la música es de Dios e ignorando, en el mejor de los casos, que no podemos inmiscuir al Eterno en creaciones humanas más allá de lo que es lógico y sensato, ha trabajado, no para el crecimiento de evangelio, sino más bien, para ridiculizarlo.

Esto es solo algo en cuanto a la música, ya que, por otro lado, tenemos el veneno doctrinal que expone, sobre todo, tras el púlpito. No dedicaré espacio alguno a la presentación de sus falsas doctrinas, pues, para resumir, baste solo con decir que Witt, agradece a Dios por las enseñanzas de individuos que han hecho un daño terrible al evangelio como C Peter Wagner y Cindy Jacob, además de haber estado por muchos años bajo el liderazgo de Joel Osteen, uno de los predicadores que más deforma el verdadero mensaje bíblico en nuestros días y por el cual siente un profundo respeto y una gran admiración.

En lo personal, me niego rotundamente a cantar sus canciones, y es mi esperanza que algún día no muy lejano, todos aquellos creyentes que aman la verdad y la obedecen, pero que en su ignorancia continúan compartiendo los cánticos de Witt en sus congregaciones, acaben sacándolas de sus repertorios. No crea que mi actitud es extremista, al contrario, lea las palabras de Judas apóstol hacia los farsantes de la fe cristiana y lo comprenderá: «A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne (Judas 22-23)».

Notas

[i]Noticia Cristiana.com. (21 de agosto de 2006). Marcos Witt: 'Dios fue quien inventó el reggaetón.' En Línea:

https://www.noticiacristiana.com/musica-cristiana/2006/08/marcos-witt-dios-fue-quien-invento-el-reggaeton.html

[ii]Morales, A W. (2015). La Música También Llora. Barcelona España. Editor José A Juliá. Colección Sendero. Pág. 17.

[iii]Ibid. Pág. 49.

[iv]Penagos R, Y. (2012). Lenguajes del poder. La música reggaetón y su influencia en el estilo de vida de los estudiantes. Universidad de Manizales. Plumilla Educativa. Pág. 303.